Artículo de opinión
"SER NOSOTROS MISMOS O SER DE FUERA" por RAÚL GALEGO GARCÍA.
Como se vuelve uno del derecho y del revés? Siempre buscando una mejora; siempre buscando un progreso pero, resulta que ya todo está inventado.
En lo que se refiere a nuestra cultura, y dentro de la música y la danza vemos etapas bien marcadas por estadios evolutivos y, casi siempre, de espaldas a lo que realmente se pretende preservar.
En Galicia, y bien seguro en otros lugares también, las manifestaciones artísticas se desarrollaron en un medio natural, a veces entremezclado lo real y lo mágico. Normal; porque sin la magia no se entiende que una cultura como la nuestra se mantuviese tanto tiempo viva.
Pero el mundo de lo mágico poco a poco va desapareciendo. Llega el racionalismo, y llega también la revolución social, la inocencia se va perdiendo y lo sobrenatural tiene grandes dificultades de pervivencia. Pero estamos en Galicia, y aquí la linea divisoria entre lo terrenal y lo etéreo es indefinible. El paso entre la vida y la muerte tiene camino en las dos direcciones. Este es el país de los muertos en el mundo de los vivos. Apegados a la tierra porque nosotros somos tierra y en la tierra están los nuestros, diluídos con los átomos, los isótopos y las sales minerales. No nos podemos desintegrar de este cosmos; tenemos que cuidar, tenemos apego a lo nuestro. Por eso viven las tradiciones.
Ahora, y desde el siglo XIX se va desvaneciendo poco a poco todo este mundo. Al fin llegó el materialismo, perdemos la memoria. En nuestro afán conservacionista, intentamos recuperar los tiempos perdidos. Surgen estudiosos, técnicos en la materia y nos despistan porque realmente no saben nada.
En el primer período de las recuperaciones, y teniendo muy patente aún la tradición, los burgueses y señoritos son quienes inician el camino, pero les cuesta despegarse de su condición de privilegio y así se tiñe de matices bucólicos hasta que se reconvierte lo tradicional en ansias de dignificación perdiendo el sentido original. El camino está abierto y la pérdida de lo natural, de lo tradicional se hace irremediable. Pero el mundo urbano no quiere reconocerse ni confundirse con el mundo rural, basto, zafo pero mágico.
A cada paso es más difícil recuperar el mundo perdido y, en estos tiempos de revival la fantasía suple a la magia: tenemos que dejar de ser nosotros para que nos reconozcan como lo que no somos. Ahora para rescatar nuestras señales de identidad tenemos que buscar fuera lo que ya tenemos o tuvimos aquí. Primero los historiógrafos elevaron a la dignidad el pasado celta, y así para reafirmarlo tenemos que mirar para Irlanda o Escocia como paradigma del elemento cultural celta, sin percatarse que cuando menos hay que pensar que la cultura de los celtas en Galicia fue suplantada por el mundo romano hace casi 2000 años. Y sin tener datos firmes el posible contacto con Irlanda (y Britania) hay que remontarlo entre 400 y 600 años antes. Si perdemos la memoria de lo ocurrido hace pocos años, ¿qué pasará con 2500 años atrás?.
Aún cabe pensar que el substrato cultural prerromano tenga relación con el mundo de lo mágico que nos define. Por eso cada ruina histórica, cada momia, cada anta, cada piedra, cada fuente oscura está pintada con el misterio del mundo subterráneo de hermosas señoras y caballeros encantados, los moros. Pues ya está, aunque la presencia real no está constatada excepto algunas incursiones bélicas o razias, el dominio que los musulmanes tuvieron sobre esta tierra apenas fue quincuagenario. Ahí está, ahora somos nazaríes o moros, dicho sea que, como en la corte de Castilla en la edad media la influencia de la cultura árabe fue notoria, se olvida que también fue en paralelo con la gallega.
Pero el predominio que Castilla hizo sentir sobre el resto de la península (incluído Portugal) provocó casi que desapareciera nuestro idioma. De hecho la influencia en el gallego llega a ser brutal, y esto hace confundir a muchos el españolismo con el castellanismo; por lo tanto, como somos españoles ergo somos castellanos.
En reacción a esa postura surgen en el ideario de otros intelectuales la posibilidad de la recuperación histórica, el acercamiento a Portugal. Se vuelve a olvidar los lapsus temporales porque Galicia y Portugal nunca fueron un mismo territorio politicamente unido, sino una segregación territorial desde la propia Galicia. Portugal se desarrolla de manera aislada ya en el inicio de su historia y, a pesar de las evidentes semejanzas, tampoco somos portugueses, ya que luego, semejanzas también las hay con otros territorios peninsulares. A ver si en el mismo contexto territorial en el que se formó el condado portucalense no estaba también el que conformó el reino de León. La Gallæcia, se bien por el sur andaba por la linea del Duero, por el este iba hasta la línea del Esla.
Hablando también de límites territoriales, cuando los Suevos crearon un de los primeros reinos integrales d la Europa alto medieval, llevaron los límites hasta pasar Coimbra. Mantuvieron su poder por más tiempo que los musulmanes, e aún no se dio en reivindicar nuestra posible condición de germanos. Claro, fueron absorbidos, disueltos mejor dicho, por los visigodos, y a nadie se le ocurre decir que, pese a todo, los visigodos mantuvieron la división territorial de Caracalla/Diocleciano. Así, cuando los almohades no pudieron sobrepasar la línea de Covadonga, echaron pestes de los gallegos; no porque no hubiese otras gentilidades, sino porque estaban en Gallæcia. Con tino, porque la proliferación de bebedores de cerveza puede querer decir algo de eso, ¿o será la continuación de la reverencia pro británica?
Realmente estamos condenados por un mal fado ¿mal fario?.Tendemoa a ser irlandeses o escoceses, ya se nos nota en el acento. Mismo físicamente somos fácilmente confundibles nótese, si no el gran porcentaje de rubios (= pelirrojos) y del grande porte de nuestros paisanos.
Ese sería un buen argumento para los que por el contrario dicen de nuestros antepasdos semitas. También se nos nota; esa tez citrina, esas caras alargadas, esa nariz de águila; paisa, hasta en el hablar. Confundir respeto, admiración por otra cultura no se debe confundir con asimilación a la misma.
Finalmente tenemos que recordar que no fue en Aljubarrota donde se dirimió el enfrentamiento definitivo entre Castilla y Portugal a finales del XIV, está siendo aquí y ahora. Lo importante no es sentirse propio, lo importante es ser de fuera. Ser gallego no vale, hay que ser otra cosa.
RAÚL GALEGO GARCÍA
Nació en 1955 en Lalín (Pontevedra). En 1960 llega a A Coruña y cinco años más tarde surge su primer contacto con la música y, más concretamente, con la gaita. A partir de aquí comienza a devorar datos de nuestra cultura y orígenes. Su trayectoria musical comienza en el año 1972. Desde entonces, formó parte de agrupaciones folklóricas, corales, grupos de gaitas, bandas de música, comparsas de carnaval, grupos folk... Imparte clases como profesor de gaita, percusión y música gallega desde 1973 en parroquias, colegios, asociaciones culturales y de vecinos, academias y sociedades. Cabe destacar varias conferencias y charlas didácticas que complementan su gran labor musical.
En la actualidad se mantiene en nómina como gaiteiro en la Excma. Diputación Provincial de A Coruña, es miembro directivo de la Asociación de Gaiteiros Galegos (AGG) y Asesor Técnico y Vocal en el Tribunal para Oposiciones y Concursos de la Consellería de la Presidencia y Admón. Pública de la Xunta de Galicia.